Atolón de Andrea Doria
Los viernes soy muy feliz, no tengo clase en las noches y termino de laborar una hora antes de lo normal. Lo que significa que puedo ir a la librería o al Jardín Botánico que cierran a la misma hora que mi sitio de trabajo. No acostumbro dormir mucho, normalmente nunca voy antes de la media noche, y nunca (excepto por los domingos) puedo hacerlo en las tardes. Pero los viernes señores puedo ir a soñar temprano. En tanto llego a casa se me hacen la seis, tomo un baño , me visto con algo amarillo _requisito para nunca tener pesadillas_, y emprendo el viajecillo.
Cualquier destino es posible y con Pedrito, mi amigo imaginario de hace medio siglo, echamos a volar y devorarnos el universo. Los viernes comemos helado de chocolate en el lugar que queramos, si tenemos suerte cenamos en la Sierra con los Arahuacos, o cabalgamos por bosques desconocidos. Si no llego a dormir Pedrito se enfada, pasa que nos conocemos tanto que podemos ponernos de acuerdo para encontrarnos en el mismo sueño, entonces a Pedrito le toca viajar solo y él siempre llega a dormir primero y compra helado para los dos.
Para contentar a Pedrito, no es muy fácil. Le debo llevar girasoles. Además, tengo que esperar a que venga el próximo viernes, si no es que aparece en un mes. Es muy picadillo el tontín este. Algunos días hacemos tratos, así que yo pueda ir a la librería o al Jardín Botánico, son sitios tan especiales para mí; los únicos dónde no puedo ir en sueños. Y Pedrito siempre está curioso de las cosas que encuentro ahí. Ahora me voy a dormir, es viernes de helado de chocolate y esto me hace feliz!!! hasta mañana....
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