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Pequeño Galán

Atolon de Andrea Doria

Son las nueve de la noche han pasado 20 minutos desde que Abigail salió de clases, y el tren es lento. Las personas tienen rostros extenuados reflejando un gran deseo de llegar a su destino. Abigail se baja en la estación de costumbre, cerca al polideportivo y la zona comercial del sector. Ella tiene que caminar cinco cuadras antes de llegar a casa.

Hoy parece llevar un maletín mas grande y se ve muy cansada; parsimoniosa camina entre las personas dejando caer sobre su cabello largo las diminutas gotas de lluvia que hacen de la noche un silencio anormal.

Como de costumbre me quedo en la casa de los abuelos y subo rápidamente al balcón para mirar pasar a Abigail y seguir sus pasos lentos hasta que se pierda entre la gente. Me gusta mucho, pero no puedo decírselo. Justo cuando estoy en el balcón observo como un pequeño mira fijamente a Abigail, se aleja de sus padres y de otros dos niños que piden limosna a los transeúntes.

Siento un poco de miedo por Abigail, porque el niño se mete las manos a los bolsillos y pensé que quería robarla; de pronto cambia su actitud, levanta sus hombros, camina con pasos de vaquero, despacio y con una estilo de hombre apuesto, dejando todos sus miedos. Instantáneamente Abigail pasa por su lado, él se acerca más y trata de impedirle el paso y le dice ¡¡Mamasota!!

Abigail se asusta, pero desde arriba puedo observar como en su rostro sonríe sorprendida. Me dirijo a saludar a las abuelos y pienso...que hombre tan tímido soy! Aúnque en el oficio de la cruel mecindad infaltil se aprende de todo ...qué hacer para tener el valor de ese pequeño galán ... mmmm Abigail!!!

4 comentarios:

  1. Gracias Altais, viniendo de tí.. valió la pena arriesgarme publicarlo.

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  2. Ahora que he visto tu blog espero poder verte en tus escritos desde esta ventana y balcón de Internet

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  3. Gracias, también espero poder leerte mas seguido. Un abrazo

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Es tu arrecife de coral y aquí dejas tu huella marinero...