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Roma que pasea Segunda Parte





Atolón de Andrea Doria


En diez días es mucho lo que se conoce, tengo que decir que es tan hermosa Roma que he volví a finales de diciembre dejando a mi chico en Berlín, para estar el fin de año con mi familia y mis amigos; a quiénes tengo que agradecer con todo mi corazón porque son excelentes anfitriones. De regreso a Roma pensé que no faltaba mucho por conocer, pero realmente siempre faltan muchos días para adentrarse en la ciudad. Roma es tan rica que sería una pena reducirla a un lugar de la lista de los sitios que ‘hay que ver'.

Después de aprender un poco, para mí el recorrido ideal sería iniciar en El Vaticano. Después yo iría hacia Piazza Navona no dejando de visitar la cercana iglesia de Sta. Maria della Pace con las pinturas de Raffaello.

Desde Piazza Navona me dirigiría hacia el Pantheon pero dando un pequeño rodeo. Justo al lado del Palazzo del Senado, visitaría los magníficos cuadros del Caravaggio que se conservan en dos iglesias que están muy cerca: S. Luis de los Franceses y Sta. Mónica. Luego iría a Piazza Sant'Eustachio.

Allí puedes tomar uno de los mejores cafés de Roma en el bar Sant'Eustachio. A pocos metros está la Iglesia de Sta. Maria Sopraminerva y el Pantheon. Muy cerca, en via Pantheon y via Colonnelle están dos de las heladerías más famosas de Roma: Della Palma y Giolitti.

Después iría hacia Piazza Colonna y Fontana di Trevi. Desde la Fontana subiría hasta el Quirinale y luego visitaría las iglesias de S. Andrea y S. Carlo, ideada una por Bernini y la otra por Borromini. En el cruce de Le Quattro Fontane bajaría hasta Piazza Barberini (al inicio de Via Veneto está la sugestiva cripta de los capucinos y la fuente berniniana de la concha) y llegaría hasta Trinità dei Monti-Piazza di Spagna. Luego terminaría este 'paseíto' en Piazza del Popolo (en la iglesia de Sant'Agostino hay pinturas del Caravaggio y Pinturicchio maravillosas). Fuera de la Plaza, al pasar las Murallas, en Piazzale Flaminio, tienes bastantes autobuses y tranvías.


Antes de regresar a Roma supe en las noticias que hubo una inundación y precisamente vi las pérdidas en un lugar que me gusto mucho, es un hermoso puente, de noche es muy romántico porque se ven en hileras las fugaces luces alrededor del río Tíber. Ahora no creo mucho en la leyenda de Rómulo como origen del nombre de Roma, me inclino por lo estudios recientes que parecen darle significado de «río»; Roma en ese caso significaría, según esta hipótesis, «el pueblo sobre el río».


Esta vez pase con mi anfitrión para conocer el histórico barrio Trastevere, Hay muy pocos barrios en Roma que puedan definirse verdaderamente “romano” como el Trastevere. Será por su atmosfera, por su gente (los que se llaman “trasteverinos”), por el encanto que es posible ver y percibir en cada placita, en el conjunto mágico de sus callejuelas y callejones, en las magnificas arquitecturas religiosas y publicas que nos han llegado prácticamente intactas...

El hecho es que es casi imposible no quedarse con un recuerdo de él lleno de colores, olores y emociones. Pero Trastevere se descubre también entre un taller y un mesón, entre una librería y una galería de arte y naturalmente, entre sus increíbles restaurantes y pizzerías. Dicen que esta ciudad se disfruta con la punta de la lengua. Eso lo saben los miles de turistas, que llegan cada año a degustar la comida romana. Comer en esta ciudad es más que una experiencia gastronómica.

El barrio de Trastevere se descubre poco a poco y sin prisa. La tranquilidad de sus calles y callejuelas permite al turista más curioso ver y admirar siempre algo muy interesante. Hoy el día lluvioso no permite disfrutar mas de Trastevere, cuánto desee que fuera un día abril a junio o de mediados de septiembre a octubre, donde está el ottobrata (se puede traducir como el hermoso día de octubre a castellano) conocido por días soleados y cálidos. En agosto, la temperatura promedio es de 32 °C, tradicionalmente, muchos negocios romanos cierran durante agosto, pero no todos salen de la ciudad ya que en ese tiempo de verano es cuando llegan más turistas, entonces hay que volver.

En conclusión Roma es como una ciudad estado, de mundos paralelos: eclesiástico, burocrático, político, turístico... A veces ni siquiera saben a quien corresponden ciertas competencias y así, unos por otros, en diversas direcciones, el carro no va adelante. Problemas estructurales y de mentalidad son difícilmente solventables. Los problemas tan diversos entre centro histórico y periferia hacen que el Comune (Ayuntamiento) tenga que hacer equilibrismos presupuestarios y diplomáticos. Hay buenas ideas y ganas de mejorar pero los vínculos y los intereses en Roma son tantos. Pero sigue siendo Roma.

Es una ciudad en la que se mezclan las grandezas y las miserias del hombre. Un testimonio vivo y único de 2800 años de historia que en todas las épocas la ha visto como protagonista. En cada rincón se puede entrar en la Historia y en las historias de grandes genios y de la gente común, de la elegancia más refinada, de la simple belleza pero también del abandono y la pura apariencia. Creo que ese es su mayor atractivo: es completa y compleja. Hay varias Roma y no sólo diacrónicamente. No es una ciudad para ‘salir' del mundo sino para contemplarlo y descubrirlo en su diversidad.

Esta es la Roma que me enamoró.

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