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El Bulevar del Capitán

Atolón de Andrea Doria

"El bulevar del Abuelo", Parque del barrio Pedregal de Medellín
Foto: Days Go By, Cmbuiles
Mi padre llegó a Medellín desde “La bella Easo” como se conoce a San Sebastián en España. Cuándo lo conocí de español sólo tenía el acento, que fue mezclando con los dichos paisas. Era un "tío" de mirada profunda y enorme talento, como buen easonense; De él heredé los ojos azules y de mi madre la melancolía. Aquí se le conocía popularmente como el capitán Castillo. Sí llegó a Suramérica en velero, después de viajar por casi tres meses, se detuvo en la costa de San Luis en Brasil, el mismo lugar dónde terminaría su historia. Mi padre de profesión era médico y practicaba el Taoísmo, siempre tenía a la mano el “Tao Te King” en ese librillo una respuesta para todo.

De Brasil viajo a Colombia para hacer un año como voluntario a los orillas del río Putumayo, ahí junto con la comunidad organizaba brigadas de salud, a cambio él y su equipo recibían comida un lugar para dormir. A mi madre la conoció en la Sierra Nevada de Santa Marta cuando los dos intentaban conquistar el pico Colón. Me dijo un día que lo primero que le gustó de ella fue su nombre, puesto que su velero casualmente se llamaba así. En cambio Mi madre hablaba de él lo necesario. Castillo Dijo que quedó fascinado con Emma_mi madre_, que ella parecía hablarle en murmullos dulces siempre con sabias palabras. La siguió hasta Medellín y vivieron en el barrio Pedregal por una temporada. Los días ahí eran lindos, según sus historias. ´Pero como todo nómada carecía de algo, la vida sedentaria no se hizo para él. Un día él sintió la necesidad de partir, diciéndole a mi madre que él regresaría. En la mente tenía un viaje, su último y gran viaje. Ella le dijo que si tardaba más de lo necesario no habría espacio en su corazón.

Más tarde, mi padre fue protagonista de un naufragio en la misma costa de San Luis en Brasil, el velero que adoraba más que cualquier cosa, encallo y cuando subió la marea llego a su fin; Los ojos azules vieron como el mar destrozó cada parte de Emma-k y comprendió que era el fin de su viaje y era hora de volver.
El capitán regresó diez años después, y al llegar la puerta de Emma, ella con una lagrima la cerró diciéndole es demasiado tarde. Él dijo que lo acepto sin embargo se quedó a vivir en Pedregal y trabajaba en el Hospital San Vicente de Paúl. Conocí al capitán cuando tenía doce años, mi madre me llevó a la casa donde habitaba, le saludo cabizbaja, pude sentir el dolor que la afligía.


The EMMA-K in Sal island (Cape Vert)
Era alto, flaco, de pelo rubio largo, bigote abundante, manos largas. La mirada le brillaba, usaba sombrero y ropa hippy_ no había conocido antes, ningún Pablo mayor que yo_. Siempre he dicho que mi padre no era normal, se le veía por las calles solitario; leyendo, conversando con los viejos, tomando cerveza, jugando con los niños, enseñando a construir barcos en botellas; especialmente se le veía toda las tardes fumando tabaco y mirando los árboles, en el parque justo donde está hoy el bulevar. Creo que siempre pensaba en Emma y Emma-k, por eso estoy seguro que su fin fue en la costa de San Luis, el día del fin de su gran viaje.

Él decía que todas las cosas tenían su porqué, que todas las cosas buscaban la luz y crecían hacía el sol. Me fascinaba escucharle hablar del taoísmo, su frase de pila era “En tiempos míticos todas las cosas estaban completas: Todo el cielo estaba despejado, Toda la tierra era estable, Todas las montañas eran altas, Todos los ríos estaban llenos, Toda la Naturaleza estaba viva”. Aprendí a caminar, Aprendí a amar lo que hago, aprendí a amar “El Bulevar del Abuelo” y sentarme en esta banca mirando la estatuilla en honor al capitán Pablo; y a todos los abuelos que vienen a este lugar que como mi padre tienen una historia, unos recuerdos, que tal vez olvidaron .. Sí, tal vez! Esos mismos abuelos que tuvieron un viaje y con su experiencia nos embarcan rumbo a nuestro propia andanza, Porque como decía mi padre el único requisito para seguir andando, es sencillamente andando… sencillamente andando… sencillamente andando....

Historia recreada para "Una imagen que habla de cultura"



3 comentarios:

  1. Que buena narración! Me encantó!
    Besos

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  2. “En tiempos míticos todas las cosas estaban completas: Todo el cielo estaba despejado, Toda la tierra era estable, Todas las montañas eran altas, Todos los ríos estaban llenos, Toda la Naturaleza estaba viva”... Cuanta razón tiene. Buenísima historia, felicitaciones. Me Gustaría saber más del capitán Castillo, quizá una aventura en su velero antes de conocer a Emma; quizá como se hizo marinero. Excelente felicitaciones... Mes has avivado la necesidad de escribir, gracias.

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  3. Eliane.. feliz que te haya gustado!! abrazos !!
    Pablo, ya empiezo a construir algunas historias para darte gusto! besos!

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Es tu arrecife de coral y aquí dejas tu huella marinero...